El pasado viernes 8 de agosto, la banda de rock, Kyosko, celebró sus primeros 20 años con la música en un concierto que se extendió por tres horas con un recorrido histórico e inédito tocando las canciones más populares, las que contienen un mensaje específico y las que hacía tiempo que no coreaban los seguidores.
Al llegar a las instalaciones de la fundación “Una vida mejor” la recepción tenía como protagonista a una galería de fotos que rememoraban estos 20 años, los discos y el corazón puesto en servir al prójimo, como fue el caso de Missione Possibile. La fundación italiana tenía un lugar destacado. No es para menos. Dado que durante el concierto brindado hace nueve meses atrás, fue la destinataria de donaciones, venta de merchandising y todo lo recaudado esa noche.
Nueve meses después se supo que ya está terminada la escuela en Camboya, ese objetivo claro que sumó esfuerzos de un ejército de invisibles en varias partes del mundo. Esas cosas que pasan en la vida y que tanto KYOSKO, como el Eslabón (grupo oficial de fans) y toda persona que con corazón dio para que alguien en las lejanas tierras del sudeste asiático pueda estudiar, progresar y sobretodo recibir amor de Dios a través de las personas.
Un solo concierto con tres momentos: retro, acústico y rock; un mensaje especial para la juventud y mucha emoción fueron los condimentos de una noche sin igual. Desde temprano la gente hizo fila para entrar. Adentro los nervios eran los propios de un momento donde la honra y la gloria serían para Dios. Dicen que 20 años no es nada, pero la alegría de cumplir un año más fue enorme.
Dos generaciones se unieron detrás de un mismo sendero musical. El joven de 20 años junto a su padre de 45, ambos fieles a los cinco músicos que se agrupan bajo KYrios, OSaías, KOinonía: KYOSKO.
Emoción. Compromiso. Desafío. La Cruz. Propósito. Despliegue musical. Talento artístico. Comunión. Cielo. Pasión. Reino. Dios. Todo por lo cual vivir con la visión de ser cada día como Jesús. Todo esto resumido en tres horas donde sonaron 28 canciones. Inagotables, sonaron como siempre o como nunca. Como dicen en el futbol “la descosieron”.
El mensaje
Un hombre que transitó el camino hacia la cruz. Un joven que entendió que amar es dar sin esperar nada a cambio. Un músico al que no le fue fácil, pero perseveró mirando el rostro del Maestro. Fabián, un amigo, el de muchos que estaban presentes, desafió otra vez a “ser la iglesia que Dios quiere”.
Dios no es para nosotros, nosotros somos para Dios”, dijo cuando comenzó a explicar la necesidad urgente de recuperar el modelo de Iglesia que está en el corazón de Dios. “Debemos devolverle la Iglesia a Dios”, sostuvo recordando una y otra vez que “el objetivo de la iglesia no está en encuadrar números sino en ser luz y sal”.
“No se puede vivir el Evangelio sin asumir riesgos” subrayó Liendo, para luego explicar que “el evangelio es un acto de sustitución. Es Jesús ocupando nuestro lugar en la cruz, de manera que cuando el padre te ve a vos, ve a su hijo Jesús. Una decisión de Dios que nos permite reconocer a Jesús en el otro”.
La frase quizás que resume todo: “Estamos viviendo la vida en replay, sabemos cómo termina, al final Cristo Resucitó”. El recuerdo del propósito por el cual el ser humano es, está y existe.
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